viernes, 27 de julio de 2012

JOVENES EN LAS DROGAS

         Poder contar con un entorno seguro, sentirse apoyado y querido, ayuda a afrontar los cambios que comporta el paso de la infancia a la adolescencia. Para ello hay que establecer una buena comunicación con nuestros hijos, ya desde antes de la adolescencia.
          Tenemos que entender lo que les pasa y ponernos en su lugar, descubrir qué es lo que piensan y qué sienten, establecer unas normas que les ayuden a conseguir un orden interno pero, al mismo tiempo, saber ser flexibles y sacar partido de la negociación como herramienta de aprendizaje y de construcción de valores.

          En la infancia prevenir es sinónimo de proteger, evitar que nuestros hijos sufran ningún riesgo.

          En la adolescencia, proteger quiere decir proporcionar recursos -conocimientos, habilidades personales, testimonios y valores- para que puedan decidir.

Prevenir es ayudar a decidir

          Los padres y las madres establecemos con nuestros hijos un vínculo afectivo. Les demostramos que les queremos, que nos importan, que pueden contar con nosotros. En la adolescencia la relación se transforma: perdemos la seguridad, nos parece que nuestros métodos educativos ya no sirven. A menudo conviene seguir un proceso de aprendizaje y adaptar nuestras ideas a la nueva situación.

Razonar nuestras decisiones

          Educar es ayudar a comprender los cambios, descubrir emociones y sentimientos sin dejar que nos desborden. Las explicaciones de las normas, la negociación y el pacto nos ayudarán a establecer un clima de confianza.

Las drogas están más cerca de los adolescentes de lo que piensas

          En el inicio de la adolescencia, las drogas pueden aparecer de manera habitual en las conversaciones de chicos y chicas, a pesar de que el consumo acostumbra a ser muy minoritario. A menudo se trata de una manera de demostrar que se ha dejado atrás la infancia.

          El alcohol, el tabaco y el cannabis son las drogas más cercanas y las que más fácilmente llegan a los adolescentes.

          En nuestra época las drogas han conseguido un grado de difusión mayor que en cualquier otro momento de la historia, como un elemento transgresor, para desinhíbirse, protestar o identificarse con el grupo. La generalización del consumo puede inducir a los adolescentes a pensar que tomar drogas es una cosa normal y que no comporta ningún peligro. Y no es así.

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