miércoles, 8 de agosto de 2012

la vida adolecente: la vida adolecente: EL ENVARAZO ADOLESCENTELas chi...

ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN SEXUAL FAMILIAR
Nivel de explicación dada por madres o padres a hij@s en temas de sexualidad
TEMA
Porcentaje de padres y madres que han
explicado "poco" o "nunca"
El placer en las relaciones sexuales
73.1 %
Sobre el placer sexual
78.1 %
Los genitales como fuente de placer
73 %
Identificación del momento de fecundidad
71.8 %
Como evitar un embarazo
56.4 %
El uso de métodos anticonceptivos
66.5 %
Como usar el condón
75.6 %
Mostrar un condón
79.8 %
Funcionamiento de la respuesta sexual
71.8 %
Saber como tratar sexualmente una pareja
72 %
Fuente: Sistematización de los Talleres de Educación sexual realizados con 186 adultos de diferentes regiones de Colombia y Ecuador, CAC, Centro de Asesoría y Consultoría, Barranquilla Colombia.
En los adultos existe el temor irracional de que la enseñanza de los métodos para regular la fecundidad (anticoncepción) "incita" el inicio coital, esto se considera como una forma dar "vía libre" para que tengan sexo, los adultos suponen irracionalmente que esto es como una forma de animarles a tener sexo, ignorando que el hecho de tener sexo o no, es fundamentalmente una decisión de los jóvenes y que sería preferible formarles para regular responsablemente su fecundidad para cuando lo necesiten, porque esta ha sido su decisión. Si se les habilitara para el manejo adecuado de estos métodos podrían vivir el sexo coital realizante y responsablemente, antes o dentro del matrimonio. La familia, la escuela y el estado no están educando, ni para lo uno, ni para lo otro, es decir ni para una sexualidad responsable prematrimonial, ni matrimonial. Informar y enseñar sobre métodos anticonceptivos no expone a los jóvenes para que inicien su vida coital, pero iniciar la vida coital sin esta información si es de riesgo para la vida sexual de jóvenes y adultos.
Por otra parte los adultos han sobredimensionado la función preventiva de la educación sexual, la sexualidad en los adolescentes se está abordando predominantemente desde "el discurso de las prevenciones" tal como lo describe Zoraida Martínez (2001), quien participó en y coordinó el Equipo Técnico Nacional de Educación Sexual. La educación sexual tiene sentido por sí misma, tiene una función que trasciende lo preventivo y la supresión de los problemas de la vida sexual (embarazos no deseados, VIH SIDA, aborto, etc.), consecuencia de una vivencia irresponsable y no realizante de la sexualidad, ocasionada a su vez, por una mala, inadecuada y negativa educación sexual.
La educación sexual como parte de una educación integral tiene sentido porque la sexualidad es aprendible, porque es una necesidad humana y es underecho. Si la sexualidad es aprendible, debe entonces hacer parte del potencial humano a desarrollar en la niñez y en la juventud a través de una buena educación sexual. (Romero, 2000)
Desde la perspectiva de la promoción del bienestar sexual será mucho más importante educar para aprender a amar, para aprender actitudes, valores y habilidades para la maternidad responsable y eficaz, para ser padre y madre como consecuencia de una opción consciente, para ser padres y madres de mayor calidad, para aprender a ser mejores hombres y mujeres, para aprender a ser mejores parejas, para ser seres felices y realizados a partir de la sexualidad, el afecto, el amor y el erotismo.
Se confunde educar la sexualidad con la prevención, se desconoce la diferencia entre el enfoque supresivo y el enfoque centrado en la promoción del bienestar. Si bien es cierto que la educación sexual tiene una función preventiva, su función primordial es la formativa. Una cosa es prevenir la incidencia de embarazos tempranos en los jóvenes y otra es la promoción de la paternidad y la maternidad como una opción, que requiere ser ejercida responsable y eficazmente. La promoción de actitudes, valores, conocimientos y habilidades para una paternidad responsable además de ir mucho más allá de la prevención tiene un efecto preventivo de los embarazos, pero un programa de prevención de embarazo no implica necesariamente la promoción de la paternidad y la maternidad responsable. Enseñar a tener sexo sin tener hijos no es lo mismo que formar para desempeñarse con excelencia en el complejo arte de criar hijos y formar una familia. La promoción de la planificación familiar como "el conjunto de decisiones que una pareja hace para definir el tipo de familia que desean construir" (Romero 1999) implica la decisión de un determinado método para la regulación responsable de la fecundidad, pero la enseñanza del uso adecuado de estos métodos es otra cosa, importante si, pero diferente. La educación sexual que se hace todavía tiene un enfoque fundamentalmente "supresivo" y "preventivo" desconociendo la dimensión de la promoción del bienestar y la realización sexual.
En vez de reprimir e intimidar con el objetivo de impedir que los y las adolescentes tengan relaciones coitales, sería más efectivo formarles para que desarrollen su autonomía y conciencia interna, para que estructuren valores, actitudes, conocimientos habilidades que les sirvan para diferenciar, identificar y discriminar por si lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente, lo saludable de lo no saludable, la responsabilidad y la irresponsabilidad, lo constructivo y lo destructivo, el placer y la conveniencia de postergarlo cuando no es conveniente, etc. La formación en autonomía conduciría a que los jóvenes estructuren recursos internos para afrontar responsablemente la vida sexual. Este objetivo no podrá lograrse en unas cuantas sesiones de educación sexual, será el producto de un proceso complejo e intencional de formación que debe iniciarse a edades tempranas, tanto en la familia como en la escuela.
La misión de la familia, la escuela, el estado y la sociedad sería brindar todos los repertorios en conocimientos, valores, actitudes y habilidades para que en forma autónoma puedan iniciar responsable y constructivamente su vida coital, en el momento que cada cual lo considere, antes o después del matrimonio. Insistimos en que la familia y la escuela no están formando para iniciar y vivir la sexualidad coital responsablemente, sea iniciada antes o después del matrimonio.
La sexualidad puede ser fuente de crecimiento o malestar, satisfacción o insatisfacción, realización o frustración, etc. Dependiendo de la capacidad para manejar su vida sexual cada quien será autor del propio destino. Se hace necesario preparar a los y las adolescentes para que sean artífices de su destino sexual y amoroso, para que puedan ser constructores de un proyecto de vida sexual bueno y realizante.
Algunos adultos aceptan las relaciones sexuales en los jóvenes si estas son "con amor". Es importante desarrollar la afectividad y el erotismo, por supuesto que sí, pero sin una visión moralista y maniquea del amor y el sexo. Una idea errónea y muy corriente en los adultos es suponer que hablar del "sexo con amor" es condición suficiente para desarrollar responsabilidad y éxito en la vida sexual. De hecho cuántas parejas se han transmitido el VIH SIDA "con mucho amor"?, cuántas parejas adultas no se han embarazado "con amor" siendo que no lo querían y no deseaban?. Los jóvenes están incluyendo en sus noviazgos el sexo, están integrando cada vez más sexo y amor, pero con "mucho amor" pueden iniciar su vida sexual coital irresponsablemente si no están suficientemente educados para vivir su sexualidad de esta forma. De hecho el amor no está siendo usado PARA protegerse en las relaciones sexuales del VIH SIDA, por el contrario, parece ser que se funciona con la idea "como te quiero, contigo me desprotejo".
Con mucha facilidad los adultos asumen actitudes "moralistas" y "axiologicistas", lo cual es muy diferente de educar la moral y los valores relacionados con la sexualidad. Se confunde educar en valores con desinformar, como si informar fuese incompatible con la estructuración de valores. Educar en la sexualidad teniendo en cuenta la formación de valores es una cosa y educar bajo la ignorancia es otra. Si bien es cierto que defendemos la promoción de valores y actitudes positivas, estas por sí solas, no son suficientes para lograr una sexualidad responsable; especialmente si no se brinda información sexual básica y si no se habilita en los repertorios sociales fundamentales para ser responsables con la sexualidad. Un gran porcentaje de los adultos consideran que la enseñanza del uso de métodos anticonceptivos y el uso del condón para prevenir el VIH SIDA es sinónimo de "no educar en valores", más aún, esto es interpretado por algunos adultos como "un atentado contra el desarrollo de valores".
Un análisis del comportamiento sexual en estudiantes de último grado de secundaria y en las poblaciones no escolarizadas evidencia la falta de información sexual y la alta incidencia de conductas sexuales coitales de riesgo para embarazo y VIH SIDA. En un estudio con estudiantes de 11 grado de secundaria de la Ciudad de Cartagena el 60% presentaba bajos y muy bajos conocimientos sexuales, sólo un 25% sabía identificar el momento de ovulación y el 54% de quienes habían iniciado su vida coital no habían usado algún método anticonceptivo en su primera relación sexual; los métodos más usados son el ritmo y el coito interrumpido, el condón tan sólo es usado por el 43% de los hombres y el 17% de las mujeres. En estudiantes universitarios se ha encontrado porcentajes alrededor del 62% con "muy bajos" o "bajos" conocimientos relacionados con VIH SIDA y las conductas sexuales de riesgo.
Se hace necesario enseñar sobre el uso adecuado de los métodos para regular la fecundidad y las formas concretas para tener sexo seguro y protegido si no se desea que haya embarazos y VIH en la población adolescente, esto por supuesto en un contexto de formación de valores y actitudes positivas. Si no se enseña el uso efectivo de estos métodos no será posible el logro de esta meta, incluso para quienes aspiran a iniciarse coitalmente dentro del matrimonio.
Todo proceso de educación sexual implica una posición "sexosófica" de fondo, que modula, matiza y se refleja en el tipo de intervención. Existen diferentes posiciones y por tanto variadas perspectivas de la educación sexual. Cada una refleja más una agenda ideológica y política respecto a la sexualidad (Romero 1988). Tal como lo plantea la educadora sexual mexicana Esther Corona (1998) toda educación sexual es "infelicidad".
Existen diferentes posturas ideológicas respecto a la educación sexual, sin embargo todas podrían coincidir en un objetivo común: educar para una vida sexual gratificante, responsable, constructiva y realizante, vivida esta, antes o después del matrimonio, lo cual sería parte de las opciones personales de vida, sin la pretensión de que toda la población practique un mismo valor y mucho menos sin una presunción maniquea: quienes practiquen un determinado valor son considerados como "los buenos" y quienes no lo practiquen serán considerados como "los malos".
Consideramos que no existe una "única", "válida" y "aceptable" alternativa de educación de la sexualidad. Cualquiera de las alternativas de educación sexual es válida siempre y cuando no se basen en una posición represora de la sexualidad y esté orientada a promover elecciones autónomas y concientes de las conductas sexuales.
Para algunos la educación sexual debe centrarse en promover el sexo seguro, para otros en la promoción de la sexualidad responsable, para otros sólo la postergación y la abstinencia etc. La perspectiva tradicional adulta ha sido educar la sexualidad basándose en la promoción de la abstinencia y postergación coital. Los estudios indican que los programas de educación sexual que enseñan solamente la abstinencia y la postergación no han demostrado científicamente su eficacia. Muy a pesar de esto esta postura hace parte de la política actual del gobierno norteamericano en la educación sexual oficial de los colegios americanos.

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