lunes, 17 de septiembre de 2012

infancia abandonada

Es posible que al leer este mensaje, se imaginen inmediatamente una escena de niños que deambulan por las calles en busca de alimento.
Lamentablemente los niños abandonados no son sólo los que viven en las calles, sino también muchos de los que tienen un hogar y van a las escuelas cuya situación es producto de la insensibilidad y despreocupación egoísta de quienes dicen estar a su cuidado pero que consideran a sus hijos solo como un motivo más de vanagloria y servicio personal, no como seres dignos de un futuro sólido.
Cada año se celebra en la mayoría de los países el “DÍA DEL NIÑO” en los que abundan más los discursos y promesas, que las soluciones. Un niño no se construye sólo levantándole en brazos, sino levantándole su vida. Esto significa una dedicación que está muy lejos de sentar niños frente a los dibujos animados para tenerlos quietos y librarse de responsabilidades. Más bien significa estar libre de egoísmo personal dedicando tiempo y esfuerzo al propósito de que esos pequeños no crezcan abandonados a su propia suerte, ni a los malos consejos de los amigos, sino con una sola formación de principios que les ayuden a enfrentar a la sociedad con manos que trabajan, no con manos que piden, con mente sana y espíritu limpio, no con pensamientos ruines forjados con los golpes destructivos de una sociedad en decadencia.
CAPÍTULO I
  • PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
  • 1.1. - Definición del Problema
    La infancia abandonada constituye uno de los problemas sociales más graves y notorios existentes en la actualidad; y a su vez incide en el surgimiento de otra cadena de problemas que también son preocupantes como es el caso de los jóvenes con problemas de conducta, drogadicción y otros.
    El abandono es un flagelo sobre todo de los niños extraviados de los hogares, hijos de padres en proceso judicial, niños abandonados en hospitales y maternidades, en hogares ajenos y centros asistenciales; y también niños en peligro mortal rescatados por el INAM por el peligro que corren en manos de padres alcohólicos y agresivos.
    La inmensa población de menores con problemas de conducta y esos a los que regularmente solo puede decírseles “Transgresores” se han convertido en los grandes olvidados del país.
    Son jóvenes y adolescentes que apenas acaban de dejar atrás la pubertad y no cuentan con el apoyo familiar, ni con el debido apoyo del estado. Estos jóvenes están a la deriva, ocasionalmente son capturados por los cuerpos policiales por vagancia, alcoholismo, autor de ratería o cualquier otro hecho unible de mayor gravedad, entonces el problema se complica: no hay sitios donde enviarlos.
    Algunos van a parar a las celdas ordinarias de la delincuencia común, son puestos a la orden de tribunales, o temporalmente quedan encerrados en la dependencia que para menores tiene el cuerpo técnico de policía judicial.
    Diariamente se habla de jóvenes y niños abandonados a su propia suerte; los cuales no constituyen prioridad alguna en los presupuestos nacionales y son al parecer los más marginados en los afectos y preocupaciones. Se habla de esos adolescentes solo cuando aparecen involucrados en algún hecho que llame la atención a la ciudadanía. Solo en esos momentos la atención se vuelve hacia esos menores y la opinión pública reacciona escandalizada porque muchachos que no pasan de 13, y 14 años se encuentran involucrados en actos delictivos, solos o compartiendo responsabilidades con los adultos.

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